El invierno se despedía con ganas y los días faltos de luz apuraban el anochecer. Por unos días Manolo, junto a su nieto Sebastián, fueron al pueblo a visitar a la familia.

   Cerca de la casa, dentro de la cafetería de la estación de autocares contaban con wifi, allí pasaba la mayor parte del día el joven, regateándole a su abuelo cada minuto que transcurría.

   Corrían días de Carnaval, por lo que el chaval junto a sus primos, deciden ir de fiesta, todos improvisaron sus disfraces, nuestro querido Sebastián dentro de un enorme fular y una réplica de turbante, se convirtió en un Sultán muy prometedor, solo se descubrían unos ojos azul mar, que eran un secreto a toda voz.

   Su abuelo había decidido quedarse en casa, más pronto, lo invadió el insomnio; a partir de ese viaje se había propuesto dejar de fumar, por lo que no compraba ni pedía tabaco, ni llevaba consigo encendedor.

   Se le vino a la mente ir al Carnaval, estaba muy despabilado y se sentía como un animal enjaulado, necesitaba distraerse. Con un parche cubrió uno de sus ojos, escondiendo detrás media vista cansada por la vida.

   A penas llegar se le acercó una joven y bella mujer, ataviada con antiguos ropajes y le pidió fuego.

   Él pensó:

     - ya nadie fuma, o me estoy perdiendo el primer enganche después de siete años de viudez. Cuando su esposa como rompiendo un espejo de mala suerte, partió por esos rumbos de donde nadie regresa.

 

    En esta ocasión en un juego de Carnaval, un fantasma, él de su mujer, lo atrapó con otras curvas, en otra persona, como otras mujeres disfrazadas de Julieta, despertando en Manolo aires de varón y un poco de ánimo para darle una oportunidad al azar que sazonara su vida.

 

                                                                                                                                           eLY.

     El hombre canoso, de buen pelo, agraciado, fuerte y muy tupido, al que no le daba mayor trabajo que ir a su peluquero de siempre, mes por medio, era algo que lo caracterizaba.

   Ese frio lunes comenzaba la semana con la visita al médico muy temprano.

   Antes de ducharse desenredó el cabello como de costumbre, sin la necesidad de usar el espejo.

   El agua templada recorrió su cuerpo jabonoso sin rozar su cabeza; no quería mojarla para evitar un resfriado, tenía que salir a la calle en breves minutos por lo que ese detalle para él era crucial al sentir el viento, que robaba bufandas y sombreros.

   Fue una blanca y amplia toalla con la que envolvió su cuerpo y lo seco, para su cara utilizo otra más pequeña y por último dejo la restante para sus pies.

   Antes de vestirse buscó el peine, pero no dio con él y dejándolo para luego se vistió y ordeno toda la papelería y documentación.

   Parecía cosa de duendes. - ¿Dónde se habría escondido el peine? Recorrió todo el servicio, como también lo hizo en su cuarto de la pensión.

   No daba con él…

 

   Una de las persianas dio un sacudón a causa de las ráfagas de aire, miro hacia ella y fue cuando vio reflejado en los ventanales un objeto de forma alargada y ladeando su oreja izquierda, lo que le indicó el lugar exacto del objeto que buscaba. 

 

 

                                                                                                                eLY.

  Hace quince años que se conocieron, y lo que ella vio en su mirada en ningún otro ser halló comparación.

  Andy parece eterno, tiene sus achaques, y sufre de epilepsia, increíble cómo llega a ser tan longevo ¿no?

  Es un perro que un día por obligado instinto y afecto canino por defender a su dueña, ante otro perro que sin miramientos los atacó; marcó un antes y después. A partir de ese día se convirtió en más perro, creció de golpe.

  Mira a los otros canes de reojo y les enseña los dientes con recelo, no les teme, más bien desconfía.

  Nadie se acerca a su ama sin que él, estando cerca se alerté.

  Se separan pocas veces, cuando ella toma sus vacaciones.

  Alguna de estas ocasiones tocaba pasarlo donde unas amigas, él se adaptaba muy bien.  Ellas cuentan que era muy obediente y buen comedor.

  Tenía por costumbre subirse a las camas, pero entendió desde el principio que allí no se podía y un poco resignado, pasaba sus noches en su propia colchoneta.

 Parecía que entendiese todo como una persona.

 Cuando regresaba Daniela sus cuidadoras quedaban a un lado. El mundo cambiaba. Se colocaba junto a ella, adorándola en cada gesto, en cada movimiento.

   Ya nadie se acercaba a ella sin su inquietud.

 

   El pasaba a ser el amo y ella su princesa.

                                                                                                                         eLY.

 

Eva estrenaba lentes nuevos e hizo una completa renovación, en su persona y en su vestuario: accesorios, carteras, zapatos y abrigos. Fue a su peluquera y cambió su apariencia por completo, pasó a ser una bonita rubia con un corte  que le favorecía al extremo. luego lo cambio por un azul intenso.

Terminó las vacaciones justo en verano. Había aprovechado para hacer un curso intensivo de ejercicios físicos y alguna pequeña intervención quirúrgica, ahí donde los ejercicios ya no pueden llegar y retocar alguna arruga de esas que no mienten. estiramientos y Botos por el momento no quería recurrir a ellos, solo algunas variantes que le diesen un aire natural e imperceptible. Es lo que necesitaba aire, libertad, sentirse orgullosa frente al espejo, impecable como en su trabajo.

El cambio de temporada le ayudó a cambiar todo su guardarropa, ¿cómo lo tomaría la mosquita muerta amiga del jefe? Y el grupo masculino ¿advertiría su transformación?

Ese lunes primero de mes, Eva, rumbo a su trabajo, se topa con tres inquilinas. La mayor-cita, quien por sus malas notas se quedó sin vacaciones, les tira a las otras dos una idea malévola y gritando al aire como un chico descarrilado les arremete:

- ¡Eh ustedes dos!… ¡Ficharon esa mujer! -No estaría mal empujarla - ¡Tan bien vestida! - ¿Cómo quedaría después de rodar por el suelo…?

Las otras dos compinches, cometiendo una de sus primeras maldades, con cierta animación por ver el resultado de su fechoría y seguir como si nada. Intocables, emprenden las tres al unísono una carrera hacia Eva y esta cae al piso; luego del empellón, sus lentes nuevos quedan hechos añicos y no sabe cómo actuar, está llena de rabia y de muchachos, su ropa con dificultad el tintorero la recuperaría.

 

Estas mucha-chitas huyeron impunes, mientras Eva en vez de saciar su venganza, pensó (solía hacerlo) si pasé los  ejercicios físicos, la cirugía y todos los cambios que adopté, solo es cuestión de comprar unos lentes nuevos, remplazar unas prendas de vestir y por qué no, faltar un día al trabajo.

                                                                                                                                                   eLY.

 

Había transcurrido muy poco tiempo desde que el padre de Esperanza ya no estaba del lado de los vivos, la joven seguía su duelo con la petición presente de su progenitor: -que, por amor de Dios, dejase de fumar.

No era tarea fácil, no se engañaba, pero ese impulso que el pitillo pide para que lo enciendas, lo fumes y lo “disfrutes” no hay contra ello fórmulas mágicas, para romper con ese hábito incomparable para el que lo probó.

Primero tenía que tomar la decisión, poner fuerza de voluntad y perseverar hasta dejarlo.

Pasaron unos meses y para facilitar las cosas, Esperanza tuvo una pesadilla, una señora PESADILLA en mayúsculas “este sueño le hizo repeler el pitillo, pues veía entre sueños, cómo mezclaban, hierbas, tóxicos y bolsas llenas de residuos, lo que luego una vez triturado lo empaquetaban todo junto, como tabaco en cajetillas, lo soñó como si fuese algo vivido”. Sintió tal espanto que tardó en volver a conciliar el sueño.

La mañana que le seguía, al despertar, no acudió a su enemigo oculto, como era su costumbre, más bien le aborreció. Aún el sueño rondaba sus pensamientos, los rondaría a diario. Por un año se mantuvo firme y lo dejó, pero el que lo prueba, algunas veces recae o no lo deja hasta la muerte.  ¿Es posible olvidarle? Difícil tarea, ¡vaya si lo es! Difícil tarea…

 

Había retomado la decisión de no probarlo más, pero ¿cómo?... ¡lo extrañaría tanto!, ella lo sentía como un amigo.  Luego de que a su mejor vecina le detectasen un cáncer de garganta, ambas decidieron dejarlo, comenzaron por tomar la decisión, no comprar ni pedir. Su amiga un día antes de entrar al quirógrafo encendió un pitillo y lo disfruto como el último del mundo y no fumó más. Esperanza lo deja unos días después cuando su vecina salió del Hospital obteniendo el alta médica y coincidiendo con el día de la patrona del pueblo del padre de la joven.  Esperanza “no se come el personaje”, a pesar de llevar más de cuatro años sin fumar. Aun así, no se lo cree, él tiene un no sé qué, tal poder, que puede colarse ante cualquier guardia baja. Y permanecer en las sombras asechando a Esperanza como a muchos y ante una mínima distracción se adueña de sus vidas. Esperanza lo que tiene claro. Sí, sólo se puede luchar férrea-mente contra él con la fuerza propia, y ciertos trucos para romper ese ritual de encantamiento al encender un cigarro y disfrutarlo, si es posible sin apuros. Esperanza lo extraña como a una compañía. Lo ha dejado y su voluntad le fortalece. Mientras, el tabaco acecha…

 

                                                                                                                                  eLY.

 

Te recuerdo como si fuera hoy, con tus hermosas manos de mujer, de madre, de abuela. Tu sonrisa no necesitaba colores añadidos, no utilizabas ni colorete, ni rímel. Tu pintura era el don de la alegría, que contagiabas por donde pisabas.

Mirabas de frente, con tus profundos ojos azules, decantándose en chispas de vivacidad.

Ni laca para tu ondulado cabello rubio, ni perfumes para tu nívea piel, tan solo tu jabón favorito.

Fuiste y viniste, cruzando el ancho océano. Al llegar tu partida nadie la quería aceptar, distribuías los tiempos del mejor modo, dejabas algún presente que de ninguna manera podía suplirte, tu ausencia dejaba un hueco enraizado en lo profundo de los corazones.

Te recuerdo como si fuera hoy, ¡qué coqueta eras! Con lo poco hacías mucho, transformabas tus prendas, cambiando los botones, el lugar de un cuello lo convertías en un estupendo lazo, un vestido de a diario lo rehacías en un conjunto de dos piezas.

Te hubiese gustado ser actriz de teatro. Sabemos que lo harías muy bien, pero, corrían esos tiempos después de la guerra, había otras prioridades…las alacenas estaban vacías, los desvanes despojados, los granos estaban contados, y cuatro vacas eran muchas.  

Había que reconstruir casas y ciudades, carreteras. Ayudar al mas pobre del pueblo, a la viuda, a la parturienta.

Tus matemáticas no fallaban a la hora de llevar la casa. Tu sueño casar a todos tus hijos y lo cumpliste.

Hoy te recuerdo mujer del 17; cuando pisaste el ultimo de los peldaños, hacia ese viaje que nos robó tu figura, desapareció.

 Ya han pasado 18 años y te recordamos como ayer…

 

                                                                 ely. 5/7/2020

Cuidemos

el planeta.

                                            eLY.

 

    Cuando comienza un nuevo año, dejamos atrás

muchas historias, algunas queremos que no se borren de nuestra vida, otras sí.

    Es época de usar la balanza, en ella colocar lo que ya no queremos y del otro lo que sí queremos.

    Con nuestro corazón pasa lo mismo, atesoramos en él a quien mas amamos y apreciamos y quien no esta entre ellos también ha de guardar su lugar...a cada uno el que le corresponda.

     Es época de limpieza...tomando distancia de las personas tóxicas y de objetos, papeles de todo eso que ocupa lugar en balde.

    Espero en este nuevo año contar con todos ustedes

y vosotros con migo.        

                                                                    

                                                                    eLY.

 

 

¿ Qué es la luna para el poeta?

 Es un cofre desbordante de belleza.

 

                                              eLY.

 

 

 

MIENTRAS EL HOMBRE CON SU FUERZA EL MUEVE EL MUNDO, LA MUJER POR NATURALEZA LE DA VIDA

 

                                    eLY.

  Ese era su nombre y así era él. Era una boca desbordante, que a toda hora masticaba o bebía, como hombre que ante un oasis o en un desierto, suplía su sed desbordante, como ante el hambre necesitaba de un festín. De buen apetito y paladar. Era discreto, más, de todo se enteraba. No tenía ni un solo ápice de galán, por lo contrario. Limpio sí, pero descuidaba su vestimenta, se lo solía ver en la época del año, fuera la que fuera, con bermudas, camiseta y pantuflas. Desde muy atrás en el tiempo vivía en un hotel para hombres y a las dos de la mañana cuando todos dormían él se levantaba a lavar su ropa, pasaba de todos, y así se ganaba pocas simpatías.

 

   Su prioridad era el comer, desayunaba temprano en club búfalo, luego  una vez en el hospital, donde estaba más por misericordia que por ser necesario siendo ya  un hombre mayor y le faltaba poco para bien jubilarse por su edad, le tenían por piedad donde le encomendaban diversas tareas. Antes de comenzar volvía a desayunar y se quedaba hasta después del almuerzo.

 

  Regresaba en el tren de la una y nuevamente en club Búfalo volvía a  comer, como si fuera el único alimento en varios días.

 

    Llegada a la edad de jubilarse, paso a un asilo, pues sus hijas no se hicieron cargo de él, ni Ambrosio se lo demandaba, conocía a casi toda la gente de ese lugar y tenía salida libre, más allí no podía seguir con sus horarios de las dos de la mañana y hasta pasadas las  ocho  no salía nadie, solía pasar por lo de, Dolores, desayunaba nuevamente y pasaba por el hospital a visitar el lugar y sus gentes, siguiendo aún con ciertos hábitos que no podía romper.

 

  Con los años se le veía con menos frecuencia, hasta que al llegar a una edad más que avanzada no salía del asilo.

  Alguna lengua cuenta que de vez en vez  lo habían visto comiendo un choripán en Patygras, o sentado a horas muy tempranas en la estación del tren, como esperando que Dolores abriera su bufete.                                                                                                                                                                                                                           elY.

   El cielo comienza a revestirse con su traje más oscuro, 

 

  En el límite de la tarde con toda su lozanía la naturaleza reina sin dinero y nos compran la mirada un manzano, un ciruelo y un jardín con todos sus aromas estivales, dando luego paso a las sierras que ocupan el centro de la escena. Próxima reina la montaña,  que en un azul se engalana como un océano de roca, ¡ahí en la altura! Con su propio horizonte.

 

   Entrando el ocaso, los pájaros se despiden  y los perros guarecen a sus amos de la proximidad de la oscura noche.

 

   El mira el paisaje; el ya no mira el paisaje; el forma parte

 

De ese paisaje y meditando  revé sus  metas, y sus sueños y lo que en su vida ha logrado cumplir.

 

  No pasaría allí junto a ella más de un año. Amaba a esa montaña que tantas veces admiro.

 

  Su último deseo, aunque fuese desde una ventana era alcanzarla con la mirada y verla allí en lo alto: azul,

 

Bellísima, inalterable, perfecta y prometió no olvidadla

 

Hasta su último día, por siempre sería suyo.

                                                                                                                                                                                                                   eLY.                                                               

 

 

 

                          TODOS SOMOS 

                        COMO UNA FLOR.

                         ALEGRÉMONOS

                                EN ELLO,

                 SOMOS TAN DIFERENTES

                          Y TAN IGUALES.

 

          TAN FRÁGILES Y MARAVILLOSOS

                     COMO TERRENALES

                       COMO EFÍMEROS.

                             TAN ÚNICOS

                  COMO FLORES EXÓTICAS.

                            TAN PARECIDOS

                  COMO LAS MARGARITAS

          QUE DESOJAN LOS ENAMORADOS.

 

 

DEDICADO A TODOS, LOS QUE LES GUSTAN LAS MARGARITAS COMO LOS QUE PREFIERES LAS FLORES  EXÓTICAS...

 

                                                    eLY.

     Emmanuel vivió desde muy pequeño en un lugar donde entre los tejados rojos se contrastaban con el verde, verde de jardines, pequeñas casas con huertos verdes y otras con terrenos cubiertos con pastizales verdes. Al caer la noche se convertía en un cazador de luciérnagas mas no podía hacerlas sobrevivir en cautiverio, se iban apagando sus lucecillas y poco después morían, despedían un olor algo desagradable, pensaba “han de ser como esas aves que no soportan las jaulas, se desconsuelan y mueren”.

 

   Emmanuel era hijo único de Joey yúnior, gran pena paso su padre cuando su mujer decidió romper con la tradición familiar y no ponerle el nombre suyo, el de su padre y el de su abuelo,” no quería una familia como los Aureliano Buendía del célebre libro de García Marques”, fue bautizado como Emmanuel; las mujeres por ese entonces ya decidían en casa y en muchos ámbitos. Joey Yúnior era criado a la antigua, más no era machista, adoraba a su mujer  y entre ellos el siempre cedía para mantener la armonía, le gustaba verla contenta y finalmente acepto la idea de su mujer.                                                                           Veían crecer a borbotones a ese pequeño, adoraba la libertad, el juego, era alegre, movedizo, sumamente curioso, lo conocían bien, no se imaginaban al pequeño el día de mañana trabajando en un taller de autos como su abuelo o detrás de un escritorio como su padre cuando sentó cabeza y dejo a un lado los deportes extremos.

 

 En un principio para darle vida a esos días lluviosos Emanuel comenzó a dibujar, luego fue más un pasa tiempo, pintaba ante todo paisajes en lo que preponderaba esa hora cuando las luciérnagas jugaban junto a las estrellas, la luna la reservaba para su chica, el cielo iluminado y el verde de la hierba, los dos y sus matices indescifrables se entremezclaban como en su paleta, lo que le hacía feliz era que estas luciérnagas no morían como las de su infancia, quedaban ahí plasmadas para la posteridad, algo le quedaba pendiente era “pintar la flor de su amada” mas todo parecía alejarle de ello.

 

Su rumbo era por el momento La plástica, que  podía ser una salida para llenar su vida, sus manos eran de artista, lo delataban, eran finas y largas…ágiles…Y como el “soñar no cuesta nada” él quería conocer el Louvre y todos los museos a su alcance, tenía un mundo ante él, tenía pendiente atrapar la luna, más él era un cazador de luciérnagas, no tenía prisas.

                                                                                                     

                                                                                        Par. 3.   de Flores, bichos, cartas y el cazador de luciérnagas                                                   

 

                                                                                                                                                               continua...

                                                                                                                                                                                      eLY.

 

 

Cuando brilla la luna llena

Su belleza quiero atrapar,

Por horas me gustaría admirarla

Más el insomnio me limita,

Mis horas no pueden salir de la rutina

Más no aborrezco esa razón.

Tal vez si te lo escribo me entenderás,

Que las palabras son mis amigas

Y que nacen para comprender

Y fluyen para ser comprendida.

Si te pregunto por escrito

Tal vez es más fácil que me respondas

¿Por qué soy tan distinta a la mayoría?

Dímelo a la cara, tú que me conoces

En ti confió aunque me pongas etiquetas

Dímelo aunque me ponga triste.

Dímelo, aunque llore…dímelo.

 

En cambio tú, sencillamente

Ante mis rarezas y diferencias

Las dejas pasar como nube al viento.

Escribo por derecho como todos los demás.

Si las ganas de escribir se me pierden

Mucha gente las despertara…

Y si he dejar algún día de escribir

 

Algún otro continuara.

 

 

                                                               eLY.

Ahora que estas lejos, ¡tan lejos! Sigo preguntándome…

Por qué un día, un día inusual, cercano a un primero de mayo.

Decidiste o alguien decidió desde algún lugar,

 El poder seguir a nuestro lado.

Mi madre lejos de su familia y yo con casi un año.

Nos contaron que fue error humano

A ese accidente tú sobreviviste,

En aquella noche de carretera.

Se me mezclan los recuerdos

Pues aún era muy pequeña.

Esa noche que ni tarde ni temprano

Llegaste a nuestra casa.

Advertí la fuerza del viento,

La naturaleza se revelaba entrando por las ventanas

Advertí la crudeza del viento que atormentaba…

Comencé a llorar, como presintiendo

Que no era una noche más,

Esa noche no habrías de llegar.

No podía visitarte al hospital, varios meses esperé,

Me contaron que luego junto a ti

Quise arrancarte todo lo que me impedía ver tu rostro.

Te dieron por fin el alta, más por ley de vida un día partiste

Casi sin despedirte ni pronunciar palabra, definitivamente.

Hoy recuerdo cada partida y jugada tuya.

Asumiendo que no eras perfecto, más como padre

 Cumpliste tu rol con mayúsculas, nos brindaste siempre tu corazón.

 

                                                                                                                                                       eLY.

 

 

 

 

 

   Observo como era su costumbre antes de retirarse el retrato de su esposa e hijos; ordeno todos sus papeles y de entre ellos como desde la nada, sin saber si era un presagio o una mera coincidencia que lo llevará a pensar algo más allá de lo cotidiano, halló una réplica de la imagen de la Gioconda, dicho hallazgo determino el resto del transcurso de su día, ¿por qué, justo hoy  en Noche Buena  esa imagen que lo intrigaba apareció como de la nada?   ¿Cómo llego ahí a su escritorio, porque le dio semejante  importancia?

       Todo se estaba presentando cuesta arriba, cada vez llegaban menos recursos a la salita, el número de niños a atender iba en aumento, solo lo único que para su ilusión o anhelo habría de reducirse. Los suministros se retrasaban por llegar; tanto caritas,  como la cruz roja, empresas, Gobiernos y personas en singular o plural con sus donativos a duras penas  iban cubriendo los baches, lo básico e indispensable y casi  todo caía a cuenta gotas y mañana o tal vez pasado; todo iba por el misma senda.

        Los religiosos misioneros tanto ahí como en las más diversas partes del planeta eran más que requeridos, lindando con lo racionado. Las patatas realmente estaban calientes y el chocolate espeso…difíciles…difíciles momentos se vivían.

      Los médicos sin fronteras no daban a vasto; el doctor Antonio y todo su equipo llevaban a cabo una tarea titánica. Él en particular tomaba pocos días de vacaciones, ocasionalmente tenia  uno que otro día franco, dedicaba a su trabajo con toda su vocación, empeño,  dedicación y lo que lo mantenía en esa férrea tarea era la pureza de su corazón.

     Ese día salió de su trabajo más temprano que de costumbre  justo a la hora que terminaba su jornada laboral, no era habitual en él seguir estrictamente esa norma, salvo este día vísperas de Navidad, no se despidió de los niños, a quienes daba importancia por igual  a todos ellos, demostrándoles su afecto. ¿Se olvidó de ellos ese día tan especial?                                                                                              

     Se apresuró al irse, y así era su paso presuroso, se alejó de su recorrido habitual, se aventuró al camino sin rumbo fijo y entrada la noche se detuvo y sentándose sobre un leño de un viejo árbol derribado se puso a meditar sobre los sucesos del día.    

 

       Esa sonrisa que esbozaba la imagen que a sus manos había llegado y la mirada de la Mona Lisa parecía querer transmitirle algo…miro a lo alto y vio la luna quien lo atrapo sin intensiones, ¡que bella noche!  ¡Qué hermosa luna  llena! -qué lindo seria que toda esa bella luna fuera toda, toda entera de chocolate y poder ofrecer a todos esos niños un trozo de ella.  Y si así fuera ¿Cómo llegar hasta ella?  ¿Quién lo ayudaría?...

      Un niño, uno entre tantos de ellos que ni el doctor recordó luego su gracia, había notado la atípica reacción del doc.  Antonio ¿se preguntaba que le sucediera, porque había procedido así, el irse a todas prisas, sabiendo lo importante que era para todos ellos su saludo de despedida…por lo que decidió seguirlo, pasando unos pocos segundos lo alcanzaría, más la caminata fue larga , tomando distancia y respetando la privacidad del doc. El niño atrapado por el frio de la noche y ante una mediana oscuridad paso a paso lo siguió, el doc. Iba tan ensimismado en sus pensamientos que recién cuándo el niño se acercó definidamente a él lo percibió. El pequeño venciendo su timidez y sin pronunciar palabra en un principio se sienta junto a él doc. Antonio, más luego con el mayor respeto que le embargaba por mera curiosidad o desconcierto y  no entrometiéndose en temas personales del doc. Sin ir más allá de lo puntual, lo saluda como animándolo y animándose.

      Después de un ratillo para romper el hielo el niño le agradece el poder compartir ese espacio con él, aunque el asiento estuviese más que duro y frente a la inmensidad del firmamento  estrellado, el niño ante tal admiración le dice al doc.  : Espero no le moleste mi compañía y doc. Tengo una pregunta para Ud. ¿se imagina si toda esta bella luna fuese de chocolate?

       Antonio reflexionando sobre lo dicho le responde; muy bonito tu sueño comparto su magia más ahora tendrías que estar durmiendo debido a tu estado de salud; a lo que el pequeño responde y luego se retira acompañando medio camino al doc. Que hace Ud. Hoy siendo Noche Buena ¿no debería ya estar con su familia?, han de estar muy preocupados…

     Esa noche el niño le pide a papa Noel un mundo con un corazón de chocolate

     Antonio soñó con la mona Lisa que lo llevaba a una luna integralmente  de chocolate.

     Por esas fechas llego a la salilla un cargamento mitad medicinas, chocolate y otros menesteres. El niño y Antonio se miraron y sin decir palabra sonrieron.                                  

                                                                                                                  eLY.