NICOLÁS Y OTROS RELATOS.

La casa de los recuerdos

 Solíamos cuando éramos pequeñas pasar los fines de semana, u otros días durante el verano, en la casa de la tía abuela, quien más calor humano y paciencia nos tenía. Vivía de su pequeño huerto, sus gallinas y conejos, más algo que el resto de la familia le brindaba y así llegar a fin de mes. Murió a los 84 años y aun hoy hay quien la recuerda a ella y su casa, o lo sueña como si estuviese allí, como si fuese algo real, como si el tiempo no hubiera pasado. Cumplía años el día de la primavera y era la flor más bella de su jardín

Más que una casa, era una señora casa quinta, donde se podía apreciar desde las más bellas flores ornamentales, hasta las más variadas florecillas silvestres. Allí se encontraban desde mariposas, escarabajos...todo tipo de bichos, animales domésticos o de consumo; variados árboles, (muchos de ellos frutales), hortalizas, verduras y una notable calidad de otras vidas. El solo acto de mover una piedra, debajo de ella había un mundo de insectos de lo más curioso, como debajo de tierra el metro de una gran ciudad, con un mundo de gente corriendo de allá para acá. 

 Ton era el nombre del perro, y lo portaba con total personalidad, era uno de esos canes de los que no quedan. Su raza era una cruza entre perro policía y perro lobo. Con los niños era un fiel amigo. Siempre recuerdan aquel día que se lo llevó la perrera y fue un dilema recuperarlo. Pues solía salir solo, fuera de casa y merodear libremente y a sus anchas…

 

 Los que allí vivían, los que veraneaban y las visitas, con o sin parentesco, todos eran acogidos con cariño por la abuela, tanto, así como a su única nieta carnal a quien conocí luego, con el pasar de los años. Visitaba a su abuela junto a su madre y rara vez contaba con terceros.

 

Dicha nieta tenía un cuarto propio en la casa de la abuelita y en ella, como único objeto, una bicicleta que portaba la condición que “nadie podía montarse en ella salvo su única nieta Patricia”.

 

El cuarto, el jardín, todo lo que quisiéramos estaba a disposición de los niños con la condición antedicha que la abuela Herminia propuso.

 

Esta norma nos enriqueció en conducta y obediencia; en cierta manera fue una especie de lección para mantener   ciertos valores en las vidas de los que visitasen la casa, era un respeto y ejemplo, aliñamientos, que fraguaron nuestra educación; sin perder la inocencia. Se mantuvo el orden, la obediencia y las normas; sin casi darnos cuenta. Gracias a Herminia, entrados los años seguí creyendo en los Reyes Magos. Durante esos días que visitábamos la casa de la tía abuela, nos inculcaba amorosamente en ese inocente día con cariño, amor, curiosidad, el respeto a sus majestades; había que reservarles hierba y agua para su largo viaje. Pasábamos la noche en vela, pero no lográbamos verlos. Unos dudaban otros menos. Después de que ella se marchó de este mundo, quedándose dormida y no volviendo a despertar, el concepto de estos Reyes fue cambiando, no por ello olvidamos lo que esta abuela nos contaba sobre la esencia y espíritu de ellos, aun hoy muchos de estos niños ya mayores siguen creyendo en su magia muy dentro de sus propios corazones y espíritu.

 

 En esa casa que se reunía un corro de niños, jugábamos incansablemente: a los vaqueros e indios, hacíamos carreras de caracoles, atrapábamos mariposas, perseguíamos luciérnagas…éramos amigos, parientes, vecinos y siempre caía alguien nuevo al baile, variando los juegos, según la ocasión. En verano, a pesar que los días eran más largos, nos recogíamos antes, pues de la nada aparecía una legión de mosquitos que así nos dejaban: llenos de ronchas, tal cual fueran tábanos esos bichos, más aún a los que no eran habitantes diarios de la zona, justamente con ellos parecían ensañarse, como si su sangre tuviese un gustito especial, a caramelo.

El estar dentro de casa no nos era algo desagradable, como todo niño siempre encuentra algo con que entretenerse, discurríamos algo para divertirnos. La casa era lejana a la ciudad y antes de partir, reunidos junto a la estufa, muchos seguíamos el programa “Domingos para la juventud” por tv. Juego que se extendió por incontables temporadas. Luego cada uno se iba a su hogar. Yo seguía por la tv.  en casa, la programación que continuaba con una serie de teleteatros, y por otro lado en particular, tenía mucha audiencia el periodista Hugo Guerrero M. El programa era para un público adulto, gustoso para desentrañarlo, contaba con mucha audiencia…de sus historias, entre líneas, podía escurrirse un doble discurso debido a la censura. Aunque pasaban cosas que muchos no sabían. Ni yo sabía lo que ocurría.

                                                                                                                                                                 Un día esta querida abuelita se marchó definitivamente de este mundo. Dejó un legado de vida y de vivencias a ese equipo de niños donde forjaron su infancia. Muchas veces me pregunto:                                                                 

- ¿Qué será de sus jardines, de la casa, de la bicicleta…? ¿Habrá niños…? ¿Pasarán aún por allí los Reyes Magos?

 

                                                                                                                                                                     eLY.

 

Nicolás

                                            EL cuadro de Nicolás

   Nicolás como todas  las mañanas, a la misma hora con total exactitud se sentaba  en un taburete a la vera de la barra del mismo café, ritualmente encendía un cigarrillo, solo uno,  uno solo;  degustaba una copa de licor, siempre el de su marca predilecta acompañada de un café corto. Ni mucho hablaba, sí mucho callaba y el escuchar se le daba mejor, le decían zorro viejo. Esta era la última parada del día, pues en su recorrido luego del trabajo de sereno pasaba por la mayor parte de cafés y bares de la zona; transcurrían esos tiempos donde se podía  fumar casi en todos los sitios.

    Un pintor que frecuentaba el lugar y conocía dicha escena de memoria, lo veía a menudo; más ni uno ni el otro mantenían ni el más mínimo trato, como desconocidos que eran y el de pertenecer a mundos diferentes.

   Cierto día en particular Mariano el pintor, capta en esa situación, algo que la hace especial, el momento en que el protagonista enciende su cigarrillo y todo el ritual que conlleva ese trabajo. El personaje, su pitillo y sus derivados  y la mirada de Nicolás tras él, le atrajo al pintor la situación ya consabida como algo especial ¿Era solo un amigo en esas horas muertas que mitigaba el transcurrir del tiempo, recordaba en esos instantes su pueblo natal, pensaba en  un viejo amor o la memoria suya se atrevía a remover viejas historias vividas a lo largo de su camino…?

  Mariano con o más bien sin el consentimiento de Nicolás,  pues ni palabra se cruzaron al respecto, decide inmortalizar la escena tan repetida, completando toda la atmósfera que la conformaba.

     Plasmo al parroquiano  con su marcado estilo, algo caricaturesco,  colorista y fantástico; lo inmortalizo,  bueno es una forma de decir, pues hasta el arte  también es efímero, nada, nada es para siempre en este mundo; Pintó casi toda su obra a la brevedad, los componentes del cuadro fueron cobrando vida en esa realidad ficticia, que nos acerca  a ese algo que el pintor nos quiere hacer visualizar.                     

     A cada uno de los observadores le llegara un algo diferente, más  en algo aunque aparentemente pueda ser minúsculo se coincide con lo que el artista intenta comunicarnos mediante la plástica.

      Regresando a la obra de Mariano la compuso con un fondo complejo  e implicaba a Nicolás en un su banquillo de siempre,  se presumía el aroma del café aunque la taza no estaba a la vista, la copa de licor  a mediada, demostraba la pausa y la carencia de apuros, más bien el disfrute; ese recreo entre la mañana y la tarde, cuando el tiempo une y separa.  Se presentaba muy autentico a pesar del estilo del pintor. No faltaba credibilidad, el personaje un laburante de a pie como tantos,  con su ropa de fajina, el reloj “el de siempre”, junto a su banquillo una bolsa donde se incluía la infaltable comida de su amigo, uno de los pocos y más desinteresados: su perro, quien era su más fiel compañía, para Nicolás ya no quedaba gente buena, dura vida le toco vivir desde pequeño y aun a lo largo de toda su vida como adulto.

   También en el cuadro estaba: su otro amigo el cigarro y en una semana Mariano concluyo su obra, más algo le faltaba además de su rubrica. No le encontraba ese no sé qué; ese algo que lo había llevado a pintar ese cuadro ¿qué sería? eso que lo había seducido, lo que hizo elegir ese personaje y su entorno y se le estaba escapando.

     Más cuatro años tardo el artista en encontrar ese no sé qué, le daba vueltas a la obra, teniéndola parada ¡cómo se le había pasado por alto ese detalle siendo también Mariano un fumador!

     Pues ello era otro personaje casi invisible: el humo del cigarro, que mucho determina esta historia.

    Finalizando su obra dio vida a ese elemento, la firmo y la dio por concluida.

    Por  esas casualidades del tiempo a partir de ese mismo día Nicolás no fue más visto por “Búfalo” y toda la zona. Su alejamiento fue un misterio como las formas de un humeante cigarrillo. El pasado, un nuevo camino,  las curvas de una bella mujer, o tal vez la muerte se lo llevó.

    Nicolás pareció irse tras él, tras el cigarro con su humo como si se  hubiese ido a ese lugar en el que todos los días lo trasportaba y de allí nadie lo vio regresar. Se fue tras él a esos lugares donde se perdía su mirada como cuando viajaba entre horas muertas.                                                                                     eLY.

Francisco

¿Comiste?-le pregunta Isaura,

 

Mmmmm-le contesta Francisco,

 

¿Qué comiste?-Isaura continua,

 

Mmmmnn-le confiesa Francisco.

 

   El compañero de Isaura le deja o ella a él su perro, y sin poder contar con su caballerosa ayuda. tubo que recurrir a sus familiares en el extranjero para rehacer allí su vida "COMO ELLOS LE DICEN EL PAÍS MAS GRANDE DU MUNDU".

     Lo que más le dolía como si fuera  un hijo, era dejar a Francisco, Francisco el perro, desidida cruzo  la frontera y regresó a Brasil.

 

   Éste se queda más bien mal querido y malamente acompañado por la pareja de Isaura, a quien llamaban el inversor, ¿por qué?  pues se daba más fama de lo que el era, ¡todo lo que él iba a hacer y los planes que emprendería!…todo se quedó en la nada, solo palabras, palabras, llenas de mentiras, las mismas que engañaron a Isaura.

 

  Nicolás se queda sin trabajo y viviendo de changas, un día le propone el inversor pintar el frente de su comercio, le pagaría de a poco, allí Francisco, quien resulta ser un perro ya sabido por todo el barrio, se encariña con Nicolás un hombre entrado en años y que sabía de casi todo, como gran parte de los hombres de antaño y lo sabía muy bien.

   Nicolás se preguntó siempre -por qué a un perro le pusieron dicho nombre "Francisco,-cosas de Isaura, contestó el inversor cierta vez, y también fue una curiosidad hasta para el mismo. 

 

  Terminada su labor, a Nicolás le sale otra changa, pintar club Búfalo y Francisco lo acompaño todo el tiempo, dada la circunstancia que, a partir de entonces, por el día callejeaba y por las noches dormía bajo techo, ahí en Búfalo.

 

   Hasta entonces no se apreciaba la belleza de ese perro, que era una buena cruza de pastor alemán y pastor belga, su carácter era inofensivo, más si lo atacaban no se quedaba atrás, luego de un buen tiempo de cuidados, adecuada alimentación, baños y cariños parecía otro.

 

   No dejo de visitar siempre que podía a sus vecinos de toda la vida como si fuese una persona, conocía desde el cementerio hasta la iglesia. Un mal día mediante tretas y engaños se lo llevo un ladrón de perros, ante lo cual y al ser descubierto por los vecinos no se atrevió a volver. La alegría que Francisco repartía no la hubo más, bien lo sabe quién conoce a los perros, a los perros abandonados y a otros animales, quienes nos infunden cada uno desde su naturaleza lecciones de vida.

                                                                                                                                                                eLY.

 

El mensaje /      Episodio -7.

             El viento azotaba las pequeñas florecillas que con la primavera  a la vida las traía. El recordó: tengo que ir al cementerio.

 

     Desde que su difunta había fallecido nadie más ocupo su lugar ni en la casa ni en su corazón y desde entonces sus sueños ya no eran tan placidos.

 

     La noche que pasaba justamente había soñado con ella como tantas otras veces, con Shelley, pero como de costumbre no podía hallar un significado al suceso, se truncaba ante el sonar del despertador; el móvil o un u otro ruido extraño o fuera de lo común, esa mañana lo sacaron de la cama.

 

Particularmente no era más nadie que el editor quien lo había llamado y lo siguió llamando al móvil, al tel. Incesantemente, tan solo falto apersonarse en su casa; quien luego de haber leído alguno de sus escritos le había encargado un libro, su editorial no se inclinaba por ese tipo de libros pero quería un lavado de cara y lo necesitaba  completo antes de dos meses.

 

      Ezequiel no tenía mayor favoritismo por esa categoría de escritura  ni la desdeñaba, mas por las prisas que ello requería últimamente estaba dudando de su profesión de escritor que apenas era una vocación incipiente, para él,  cada libro ha de tener su tiempo para nacer, crecer y concluirse; por lo que llego  a dudar de hasta donde quería o podía llegar.

 

      A las cuatro de la tarde decidió emprender el camino al cementerio, el editor seguía animándolo  con sus llamados; más decide por dicho motivo decide  no responderle, en ese espacio de tiempo se lo dedicaría  exclusivamente a Shelley, a quien  más se lo debía y  para orar por su alma. No estaría ni para el editor ni para nadie, necesitaba meditar junto al lugar de lo que ella ubicaba en el espacio tierra, más el sitio en su memoria y corazón permanecía perenne. Llegado ya junto a su tumba lloro como no lo había hecho antes ni el mismo día de su muerte.

 

      De regreso a su casa al igual que la ida prefirió no manejar y movilizarse en un taxímetro, ¡otra vez el editor! A lo que le respondió que el libro podría estar para el próximo año o tal vez podría concluirlo a la brevedad, no quería desilusionarlo ni mentirle…más el editor tenía varios otros escritores esperando con más ansias que el…el tiempo diría si era ese libro habría de ser destinado a leerse o si el editor y los que bregaban por hacerlo asible esperarían el tiempo que el escritor necesitaba para concluirlo y el libro a dejarse  nacer y vivir.

 

      Antes de subir al vehículo que lo llevaría a su hogar recordó parte del sueño y como un rayo se le presento la imagen de un anillo y de una mujer que no supo decir si era su difunta esposa u otra persona, solo esas dos imágenes recordó y tenía la sensación de que estaban relacionadas con los sueños de esa pasada noche y otros…

 

      Una vez en el taxi pasado un breve lapso de tiempo este frena intempestivamente, pues se hallaba en la calle un hombre derrumbado y ensangrentado, por lo que atinaron a  llamar a la policía y una ambulancia.

 

     El mal herido individuo se dirigió a Ezequiel y mirándolo fijamente a los ojos lo increpo es Ud.  El escritor del  justamente aquí tengo algo que entregarle pueda que le sea útil, era justo un anillo, el escritor no supo que contestarle y tomo entre sus manos ese objeto; luego  el coche policial y la ambulancia se llevaran al herido. El escritor vio un nombre grabado en lo que le entrego el hombre mal herido ¿quién sería? Y recordó alguna de las últimas palabras de Shelley, si alguna vez piezas rehacer tu vida a mí me hubiese hecho muy feliz  que lo hicieses con nuestra amiga en común. Ezequiel quedo  anonadado al leer el nombre que en el anillo estaba: justamente el de la amiga de ambos.

 

    ¿Si rehízo su vida? No lo sabemos más si escribió ese dichosos libro aunque le llevó más de un par de meses el darle el final, conclusión y puntos suspensivos…quizás un próximo libro habría de ser de un estilo diferente, hoy ni él lo asevera…algo que le guste a todo tipo de público, aunque en su condición de aficionado es algo demasiado ambicioso, tal vez un público más reducido  estaría más acorde a sus formas literarias.

 

Párrafo del relato/cuento el mensaje

 

CONTINUARÁ...            

                                                                                                           eLY       

 

La luna

Luz tal faro en el firmamento terrestre.

 

Por las noches ni la estrella más poderosa se parece a ti.

 

Una cara te conocemos, ¿que aguarda allí donde el hombre no ve?

 

Por tus faces todos pasamos, como por la vida misma,

 

Con sus brillos, sus luces, sus sombras y con oscuridad.

 

No nos abandones, aun cuando por días no nos ilumines,

 

En esas noches solitarias y tenebrosas sin tu lumbre.

 

A veces de ti me alejo y me olvido de que eres nívea.

 

Porosa y se me antojas toda entera de chocolate al recordarte.

 

Cuando de ti me olvido, la poesía, no sé el por qué me aparta,

 

O seré yo la que se aleja y no se el por qué.

 

 

 

 

 

                                                                                                eLY.

 

Entre horas

                                                                    

 

Entre horas fumaria un cigarrillo

 

Más lo deje un día

 

Por deseo o sensatez.

 

Entre horas bebería un café

 

Negro dulce y caliente

 

Y mejor puro si puede ser.

 

Entre horas escucharía una canción

 

 Musa, amor, sentimiento y  encanto

 

Pasión que expresa como nada por igual.

 

Entre horas una tapa

 

Degustaría por placer

 

Acompañada de un buen beber.

 

Entre horas leería algún cuento.

 

Entre horas te pintaría una rosa.

 

Entre horas te agradezco tu oído

 

Ante el que mis malos días compartí.

 

Entre horas estas líneas, que van

 

En pensar en mí y también en ti.

 

Resumiendo “siempre entre horas

 

Pienso en todo lo que el mundo nos da

 

Y como la vida corriendo entre horas

 

 Se lleva todo lo que creíamos nuestro”

 

 Como un hogar, una familia, una patria.

 

Entre horas, poesía acaríciame, entre horas….

solo tú me quedas, cuando todo se va.                                                                                

 

                                                                                                                                           eLY.                                                                                                                                                 


DEDICADO  A MI PADRE

                               PADRE

 

 Hombre que siempre estuviste a nuestro lado

te quiero como pocas veces he querido

desde el espejo de la tierra, te quiero

te quiero desde la fuerza de la sangre.

 

No te asustes si te digo que te quiero,

mas no he heredado de ti el silencio,

más si el grito por la vida,

perseguir la verdad a cada instante,

el seguir la causa de los justos,

el brillo en la mirada al cruzarse la hermosura,

el latir del corazón al son de una gaita,

y al recibir la sota de la baraja, bruma en los ojos.

 

Padre, papá, papito de mi vida,

me duele cuando ignoras mis palabras

más me alegra la vida cuando tú me dices

"hija mía, corazón,

Elita, amor de mi alma,

tú seguirás siendo siempre el amor de mi vida.

 

                                 eLY.

 

 

     ELEGÍ ESTE CUADRO POR QUE FUE ÉL QUIEN ME DIO SU PRIMERA CRÍTICA Y AL QUE ESTIMO SU ESTILO COMO "FANTASÍA O GRACIOSAMENTE FANTASISMO" LE LLAMÓ ASÍ.